Hoy vamos a hablar sobre “las brujas aragonesas o brujas baturras”, llamadas en Aragón “bruxas” o “hechiceras” y que algunos afirman que hace muchos años habitaron en nuestros Pirineos, en espesos y oscuros bosques y en estratégicas, profundas y extensas cuevas de las montañas, siempre alejadas de las aldeas. Algunos estudiosos del tema han afirmado que las brujas no eran tan viejas como se las describe. Eran de todas las edades, de todas las clases sociales. Se casaban y tenían marido e hijos. Estas brujas casadas vivían en el pueblo, y cuando eran ignoradas por alguien o eran molestadas, se vengaban con maleficios contra su salud, sus hijos, sus cosechas, sus animales, su casa, etc.
De ahí que se afirme que hace muchos siglos existieron unas personas de ambos sexos, algo diferentes a los demás. Entre estos seres se encontraban: los hechiceros y hechiceras, las curanderas y curanderos y nuestras brujas y brujones.
Las brujas o hechiceras estaban repartidas por todas las zonas, desde las montañas hasta los valles. Vamos a hablar de las que habitaban en el Alto Aragón.
A algunas de estas brujas se las ha descrito como mujeres viejas, intrigantes, desarregladas y que vivían solas en chozas ocultas entre el follaje de los espesos bosques y en cuevas. Se les adjudicaron unos poderes que eran incomprensibles para los aldeanos y practicaban un tipo de magia maligna denominada “magia negra”.
Las características que tenían estas perversas brujas o hechiceras eran las siguientes:
- Provocaban el mal.
- Se decía que ladraban y hacían ladrar a las personas.
- Con sus conjuros mágicos provocaban hechizos, encantamientos. Se
decía que eran las causantes del llamado “mal de ojo”, denominado, en el Alto Aragón “el mal dau”, que consistía en hacer encantamientos, sortilegios, hechizos… en las personas, animales, cosechas, objetos… Se decía que provocaban hasta la muerte.
- Con el uso de sus brebajes y conjuros podían transformarse en lo que querían: gatos negros, liebres, ratas, vapor, humo, etc.
- El pelo de las brujas podían provocar un hechizo o encantamiento.
- Eran muy envidiosas, por este motivo perjudicaban a sus vecinos en el oficio que desempeñaban, para que no acabaran bien sus trabajos.
- Hacían que se moviesen los objetos de las casas durante la noche.
- Producían pesadillas en las que los dormidos se autolesionaban con arañazos, mordiscos…
- También se decía de las brujas que vivían solas en los bosques y en las cuevas, que no iban a la Iglesia, que huían de todo lo relacionado con la religión cristiana: de los crucifijos, del sonido de campanas, de las oraciones…
- Se dice que, en tiempos pasados, los llamados “espirituados” o “endemoniados” eran personas hechizadas por las brujas y que, cada año, acudían a las romerías en busca de curación. Es famosa la romería de Santa Orosia, que va desde Jaca hasta Yebra de Basa.
- Conocían las propiedades de las plantas, de algunos animales y diversas sustancias. Estos elementos los utilizaban para elaborar pócimas, ungüentos y brebajes mágicos que utilizaban para provocar en los humanos enfermedades físicas y psíquicas, desde la desorientación, locuras, sonambulismo, epilepsia y parálisis. Se dice que influían en los enamoramientos.
- Por otro lado, también se acudía a las brujas buscando ayuda. Eran las únicas que podían solucionar algunos problemas, curar enfermedades, deshacer los hechizos. etc, pero sólo lo hacían si eran amenazadas por unas personas, las consideradas como “ almas blancas”, que poseían algunos dones.
BRUJAS BUENAS: CURANDERAS, PARTERAS, SALVADORAS
Además de las malvadas brujas, que afortunadamente eran pocas en Aragón, había otras mujeres que también eran poseedoras de poderes y que practicaban la “magia blanca”.
Se dice de ellas que no eran tan viejas, ni tan feas y que eran más aseadas. A estas brujas buenas se les adjudicó la sabiduría y el gran conocimiento de las propiedades curativas de las plantas y de otros elementos de la naturaleza y que solían ayudar para sanar: curar algunas enfermedades, ayudar en los partos y en las desgracias de los aldeanos, enfrentándose a los hechizos de las malvadas brujas.
A estas mujeres, más que brujas, se les consideraba en los pueblos del Alto Aragón como “curanderas”, “ parteras”, o “ salvadoras” y que hoy todavía existen en algunos pueblos y ciudades.
Como eran las que preparaban las medicinas y las que curaban a los enfermos, podemos afirmar que estas sabias mujeres fueron los primeros médicos y farmacéuticos en los escondidos y solitarios pueblos del Alto Aragón.
domingo, 16 de noviembre de 2008
"brujas aragonesas" por Carolina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario