miércoles, 14 de noviembre de 2007

"el otoño" por María Pilar

Ya llegó el otoño con su luz naranja cubierta de hojas pardas y amarillas. Sus colores invitan a la relajación, a la meditación, la belleza en todas sus formas y texturas.
Por las mañanas un manto blanco invade todos los bosques, todos los prados: es la niebla.
Por la tarde es la tristeza de ver las flores de almendro caídas en la sagrada tierra y comprobar que ya no queda ninguna para bordar un manto con los magníficos pétalos de estas aterciopeladas rosas flores rosadas.
Por las noches el abuelo se sienta al lado del fuego y va desgranando historias de monstruos, de amantes de castillos o quizá de bandoleros, a sus queridos nietos que le escuchan sin quitar la mirada de la suya, atentos a cualquier gesto suyo o cualquier palabra que le sirva de pista para adivinar el final antes de que lo diga su abuelo.
Siempre se ha pensado que el otoño produce tristeza, agonía en el alma. Eso no es cierto. El otoño nos hace valorar todo lo que tenemos. El alma se vuelve más serena después del agobio del verano. Las lágrimas son más dulces porque la ansiedad la eliminamos de forma más contundente y luego quedamos nuevos y fuertes para la batalla diaria. El cuerpo se despereza y se prepara para el letargo del invierno.
Hay que sacar lo positivo de cada persona y traducirlo en buenas obras de superación permanente. Así demostraremos que somos personas que vivimos con las manos llenas de estrellas.
programa 50, "el bandido de oro" [9.11.07]

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